palabras que no carguen sombras,
que luzcan la luz de las promesas
sobre un cielo positivo,
-libre de nubes umbrosas-.
Busco,
de entre todas las flores que cultivo,
las más hermosas,
las de aromas más sinceros
y corolas bien pintadas.
No quiero nada
que razguñe la esperanza,
que aje el pensamiento
ni nos acerque a las lágrimas.
Quito las malas hierbas,
las piedritas que entorpecen el camino,
la amenaza de viento y lluvia,
el aullido del lobo,
la telaraña.
Es que en estos tiempos
de suspiros findeañeros
siento que el aire que respiro
debe ser puro
y grácil el vuelo.
El sol muy tibio
y la sonrisa pronta a estallar en carcajada,
y que al menos esto sirva
de conjuro, cábala, amuleto,
pronóstico de buena onda,
sendero hacia el optimismo
para esperar tiempos mejores
que vengan con buena cara.