De pronto, sentí una luz blanquecina trepándose en mi cara, distorcionando gestos, garabateando mi boca, rubricando mi frente...
como una señal del destino.
Supe en ese momento, que una nueva idea se asomaba con su brillo.
La idea hurgó en el aire, el aire la aspiró profundo, y mi mayor aspiración era, explorarla, conocerla, aprehenderla...
Reflexioné al respecto, pero en un instante, lo que parecía
claro, se me tornó
oscuro... Un halo de
duda negra se ramificó en mis
ojos, curvó mi
sonrisa, serpenteó en mi
frente... como una señal del destino...Luego de un súbdito pestañeo, cuestioné la idea, la idea interpuso objeciones, titubeó, frunció el ceño, pidió disculpas, dio la media vuelta, y se fue a otra parte...
Me quedé en
blanco...Como una virgen hoja aguardando el momento de debutar con la palabra...
Me quedé sin señales ni destino... Solo un signo de inevitable pregunta...
¿
Un gancho, un anzuelo, pronto para pescar respuestas, cuando me doy cuenta que ni siquiera tengo preguntas.
Concluyo: NO SIEMPRE SE TIENEN LAS IDEAS CLARAS...