viernes, abril 27, 2012

Un rezagado cuento de jueves...

"Manías, supersticiones, amuletos y otras 'rarezas' varias"


Él... ojos claros y piel morena.
Gustaba de vagabundear por calles y veredas, encandilando la noche con su mirada. 
La oscura noche que tanto amaba... La caminaba, la recorría, y tantísimas veces la gozaba con aquella que le hiciese señas. No tenía problemas, todas le gustaban, y más, si tenían como sábana a la luna, la redonda luna blanca.
Nada lo intimidaba.
Su alma nocturna rodaba con extraña calma, ágil, con destreza, mientras en un hilo de voz hilaba ecos en el aire. Balada de seducciones.
Solo una cosa lo contrariaba, le erizaba la piel y lo ponía en alerta...
Un pálpito de mal augurio...


***

Ella, taconeaba bajo el espeso enramado de plátanos, a través del cual se colaba una luz blanquecina...
"Luna lunera" - tarareaba bajito, mientras esperaba que se le acercara algún cliente.
Rubia y llamativa, con su falda corta, contoneaba las caderas al imaginario compás de una danza de hembra en celo.
Era su modo de atraer, de decir: ¡Ven! -silenciosamente.
Había tanto tipo raro dando vueltas, pero ella no les tenía miedo, se sentía segura y protegida con aquella patita de conejo colgando de su cuello. (Amuleto contra hombres necios, esos que algunas veces se les retobaban lanzándole improperios.)
Solo una cosa la contrariaba, le erizaba la piel y la ponía en alerta...
Un pálpito de mal augurio...

***

Habían baldosas que bailoteaban como si quisieran ellas también salir a caminar su propia noche. Sonaban como balbuceos tenues bajo los pies. Se vestían de luces y sombras. 
De pronto, en una esquina, dos sombras se entrecruzaron, superponiéndose, encimándose, dibujando sobre ellas una extraña figura.
La noche se rompió de un grito:

- No! - exclamó la rubia - Un gato negro!!! Rayos! Hoy será una mala noche...

En tanto, el gato negro montó en un maullido y salió en estampida. Bien lo sabía: Cruzarse con mujeres rubias, era augurio de mala suerte. Seguro que esa noche, perdería una de sus siete vidas.

Gaby*


Maniáticos, supersticiosos y otras rarezas, favor de dirigirse a lo de Cristina




jueves, abril 19, 2012

Relato de Jueves a puro espionaje!



Almudencia Bartollotti tenía muy buen olfato. El más mínimo aroma que pasaba por su nariz, le penetraba las narinas y quedaba depositado en ella como si fuera un olor propio. Y ese aroma adherido a la camisa de Romualdo –su marido- la inquietaba sobremanera.
Almudencia Bartollotti también se jactaba de su instinto: fino, agudo y adiestrado a detenerse en los más mínimos detalles, capaz de detectar claves y señas, rastros y huellas. Y su instinto, esta vez, parecía una alarma con todos sus mecanismos en pleno funcionamiento, lanzando destellos rojos, chispas y alaridos. No cabía dudas: su esposo la engañaba.
Primero la asaltó el nerviosismo, luego la decepción, más tarde la furia y finalmente el coraje. Un coraje que abarcaba muchas ideas y decisiones, empujaba con garra y afloraba con determinación: debía hacer algo, no podía quedarse de brazos cruzados permitiendo que el engaño la envolviera.
Fue hacia su habitación masticando rabia, mas al rato salió de allí con una nueva postura muy bien digerida.

Esa noche, Romualdo cenó tranquilo la muy buena comida preparada por su esposa. Un opulento plato de tallarines que se asomaban y se encimaban a un tuco picantón. De postre, una ensalada de frutas y por último, un pocillo de café humeante endulzado con edulcorante. El hombre satisfecho, palmoteó su prominente abdomen, lanzó un guiño al aire y comunicó a Almudencia que saldría.
Su mujer no dijo nada, se tragó hasta el mismísimo silencio, pero ni bien salió el hombre por aquella puerta, puso en marcha su plan.

Romualdo caminaba a paso lento. Se deslizaba por la vereda balanceándose hacia los costados. La noche lo abrazaba por completo, con una luna pálida que lo miraba con un solo ojo.
Una sombra algo inquieta parecía pisarle los talones, mas eso no lo inquietaba, al contrario, lo divertía.
Almudencia daba saltitos, brincos de rana de un árbol a otro, parapetándose tras sus troncos. Llevaba un pañuelo verde cubriéndole la cabeza, unos lentes oscuros camuflándole los ojos y un tapado de la época de María Castaña, tan holgado y largo que su cuerpo parecía la carpa de un circo.
Intentaba no hacer ruido, pero sin poder evitarlo tropezaba con baldosas rotas, trastabillando a cada rato. Romualdo continuaba su rumbo sin siquiera inmutarse. Sabía de qué y de quién se trataba. Su espía, poco sabía de estrategias y artimañas detectivescas, era una pobre vieja jugando a ser el agente 007. Sin embargo nunca llegó a sospechar que se atrevería a tanto, así que inventó caminos atravesando calles, callejuelas y avenidas, tomó atajos sin lograr que su perseguidora cesara en el empeño. Sentía su respiración agitada, casi pidiéndole clemencia a sus espaldas. Él no estaba menos cansado, sudaba hasta por las uñas y su vieja osamenta crugía como si fuera a quebrarse en mil pedazos.
Poco a poco, retomó el camino a su casa.
Ya había sido suficiente por esa noche. Su cometido estaba cumplido.

La mujer, tuvo que hacer malabarismos para sacarse su atuendo de espionaje sin que él notara nada.  Se sentía perpleja, confundida, no comprendía toda aquella caminata endemoniada. Se suponía que tendría que haberlo descubierto con las manos en la masa (o lo que su imaginación le describía: sus regordetas manos paseándose por un cuerpo bien modelado y mucho más joven que el de ella).  Su nocturna investigación no había arrojado resultado alguno, sin embargo, olfato e instinto insistían, insistían: el viejo canalla la engañaba!
Romualdo en tanto, descansó tranquilo. Subrepticiamente buscó la mano de su esposa bajo las sábanas, cansado pero convencido de que a pesar de los tantos años compartidos, Almudencia Bartollotti, su mujer, aún lo amaba…

Gaby*



Si quieres más historias de espías, pasa por lo de Juan Carlos

miércoles, abril 18, 2012

:-)

Siempre son gratos los reconocimientos, así que cuando llega uno y además de la mano de un amigo genial, hombre de letras y sentimientos que sabe expresar con delicadeza y magia, enorgullece aún más.

Gracias Pepe por este lindísimo detalle!

Como esto forma parte de un intercambio, transcribo literalmente el procedimiento por el cual se recibe y a la vez se entrega este premio:

"Este premio Liebster (palabra alemana que significa favorito) es una iniciativa cuyo fundamento es ayudar a dar difusión a blogs amigos y afines, con todavía poca difusión, que cada uno crea que merece tener mucha más. 

Las reglas del juego a seguir, voluntariamente por supuesto, por los premiados son: 
1- Copiar y pegar la entrada del blog enlazando al blogger que ha otorgado el premio. 

2- Premiar a los 5 blogs elegidos, a condición de que tengan menos de 300 seguidores para ayudar a la difusión de aquellos blogs que todavía no tienen la actividad que se merecen. No olvidar avisarles en sus entradas para que "recojan" su premio. 

3- Confiar en que los cinco elegidos continúen la cadena, eligiendo a su vez sus cinco preferidos. 


Y ahora mi turno...

Mis seleccionados son (aia! qué difícil!), más teniendo en cuenta que todos a los que sigo los sigo porque me gustan!!!
Así que dejo aquí mis 5 seleccionados. En cada uno de ellos percibo una sensibilidad especial, un modo de abrirse a la vida a través del arte, las palabras y la imagen que llega hondo.






Mil besos al vuelo!
Gaby*



sábado, abril 14, 2012

CoNfIdEnCiA...

Se escribe con las letras del secreto
-pacto, trato mudo-
sostenido en los ojos y sellado en los labios.

Es saber que sé que tú lo sabes
y la entrega no acepta condiciones
más íntimamente las confirma.
En nuestras manos hace un cuenco la palabra
-dada entera y en confianza-
sumisa e insobornable...

Tú en mí, yo en tí,
solo espero que no falle
este lazo que nos une
como un órgano más de existencia.






Y se despidió la hoja de aquel árbol,
que por siempre cobijaría
su secreto impenetrable...


Gaby*

jueves, abril 12, 2012

Relato de jueves


Colombia

La tarde derramaba sus últimos suspiros. Por la ventana, un cielo pincelado de nostalgias rojizas, venían a colorear recuerdos.
Como cada domingo, Isabel contemplaba aquellas fotos, constancia de cada momento vivido. Luz inextinguible en su memoria.
Los amores verdaderos se pintan en el alma, se aferran al pensamiento, dejan besos y caricias adheridos en la piel, y cuando la distancia media, se visten de nostalgia. Ella podía dar fe de ello.
Café con aroma de mujer…  La telenovela estaba por comenzar.
Hay detalles que conspiran, suman para cobrar más fuerza. Y sí… todo le recordaba a él, a aquel país lleno de encanto e historia, cuna de su encuentro casual, predestinado e inevitable. Lo conoció en Cartagena, la bella Colombia, tierra de diversidad cultural, flores, esmeraldas y café… de donde conservaba una preciosa foto de un atardecer en la bahía. Ella y él… y aquel lugar que penetraba por los poros.

En la tele, “Gaviota” con su madre, trabajaba en las plantaciones cafeteras…
Isabel, se dirigió a la cocina a preparar, como si de un rito se tratase, su taza de puro café colombiano. Abrió la lata, vio con sorpresa que apenas quedaba para una última taza. Un suave aroma cubrió el ambiente, cubrió su vida… aquella tierra le sugería volver…

Gaby*
Más Colombia en lo de Wendy

jueves, abril 05, 2012

ESTE JUEVES UN RELATO: .tengo obras en casa!!!


No reniego de nada... no se trata de una pesadumbre ni nada parecido, pero la historia que aquí comparto es real y comenzó el día en que vinieron los obreros a casa. 


Habitar una nueva casa implica toda una serie de expectativas, planes e ideas que se quieren poner en práctica sin tener menor conciencia hasta dónde son factibles de llevarse a cabo.
Para eso, una contrata al más recomendado jefe de obras, arquitecto, pintor, albañil, más todos los títulos que le quepan con tal de que todo salga a gusto.
Así fue como llegué al tal Pelo. Pelo venía con las mejores recomendaciones de vecinos, amigos y gente conocida, así que prácticamente la calidad del trabajo estaba asegurada. Lo que nadie me había advertido era que Pelo en realidad no tenía un pelo de tonto y dejaba a un par de jovencitos con la tarea,  luego de darles las órdenes pertinentes y se tomaba los vientos. Eso sí, en principio cobraba su adelanto y regresaba a cobrar el restante dinero, después de husmear si los chicos habían cumplido con sus indicaciones dándoles a cambio una paga miserable.
Esta cuestión de injusticias laborales me desgreñan el pensamiento. Y al ver que uno de ellos, se esmeraba con tal ahínco como si la casa que pintaba y a la que le dedicaba todo su esfuerzo fuera realmente la suya, más aún.
Así fue como el chico en cuestión y yo comenzamos un diálogo ameno, y entre pincelada y pincelada, entre revoques y sugerencias, fui conociendo su historia. Una historia de vida difícil, que me caló hasta la médula y me llevó a admirar su voluntad y buena disposición.
Engarzado con todo este tema, se fueron dando una serie de acontecimientos en los que el muchacho iba entrando en confianza, sintiéndose como en su casa y viendo en nosotras a un par de mujeres capaces de escuchar y provistas de buen ánimo a la hora de darle consejo u opinión.
La primera recomendación, vino de parte de mi madre:
-      - Tu trabajo es tan bueno y detallista, que deberías trabajar por tu cuenta. Al final Pelo se lleva los laureles y vos sos el que en realidad trabaja.
La segunda recomendación, también vino de parte de mi madre, pero esta vez en tono suave y en mi oído:
-      - No te gusta este muchacho? Es tan trabajador! Es mejor que los chicos raros con la que vos andás!
No sé a ciencia cierta cómo fue que de un día para otro, el “obrero” dejó de ser parte de la casa a través de su trabajo para convertirse en un morador más de nuestra vivienda y parte de mi vida… Pienso que la obra quedó completa y con buenas terminaciones, obteniendo su final feliz con boda y confites. Él fue mi marido por nueve años y es el padre de mi hija.
Hoy por hoy, evito, cada vez que se necesita hacer alguna obra en casa, estar presente o de lo contrario, me involucro lo menos posible. Que se encargue mi madre.
Si de hacer obra se trata, creo que juntos, él y yo, cumplimos con la obra más importante de nuestras vidas, y más que satisfechos estamos aunque ya no vivamos juntos.

Gaby*

Siguen las obras en lo de Gustavo!

miércoles, abril 04, 2012

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Una imagen es capaz de hablar de diferentes formas. Es una estampa muda, porque no la acompaña palabra alguna... más sí transmite sensaciones, emociones, que cada uno toma y entreteje desde sus tramas más internas.
En mi caso, fue el modo que encontré de expresar mi congoja, mi desazón, mi cuestionarle al destino (ese, que no es el que precisamente está en nuestras manos) por qué se nos lleva seres tan especiales, jóvenes y queridos. Así sin más, sin previo aviso, sin dejar una señal de alerta...
Solo se van, dejándonos un gran vacío y una tremenda impotencia.
Es ley vida, lo sé. Dijera Borges, "la muerte es una costumbre que suele tener la gente".
Mala o buena costumbre, es difícil aceptarla.

Solo eso, por esta vez, y gracias a todos los que abrazaron esa imagen con lo que les sugería.
En definitiva, fue mi silenciosa manera de expresar lo que mis letras se negaban.
Ustedes pusieron las palabras y me ha hecho muy bien recibirlas.
Un beso al vuelo a todos y cada uno.
Y un beso eterno a mi primo Gabriel.

Gaby*




pinceladas...

pinceladas...
y te recorro con tinta azul, cielo nocturno de mis profundas necesidades

sobrevuelo...