yo pongo el principio...
(y a mí me tocó un gran principio... espero estar a la altura)
la propuesta viene de la mano de Auxi, y puede conocerse AQUí
Mercedes alzó su mirada y el azul se entreveró entre sus pupilas y el mar.
Una gaviota se atravesó confundida, no sabía bien si posarse en las aguas que danzaban o adentrarse en la lejanía de esos ojos que se perdían entre tanta inmensidad.
Sus manos sostenían un libro de hojas ajadas por tiempos de lecturas, aventuras alma adentro y sueños revelándose en instancias y emociones. Lo había encontrado en la mesa de luz de la habitación donde paraba. Allí se había alojado buscando regocijo.
Su vida había tenido altos y bajos, pérdidas y ganancias y vueltas a perder. Pero allí estaba, en el cuarto de un hotel buscándose a sí misma, envuelta por la brisa marina, aspirando hondo el aire que entraba por la amplia ventana e intentando concentrarse en la lectura. Mas algo le inquietaba, un presentimiento que venía de aguas adentro, como una nave a punto de embarcar para dejar a un lado la fluctuación de tantas ilusiones y pensamientos que se habían lanzado al naufragio.
Recordaba a su amor... su gran amor. Entre ellos se había impuesto la distancia más inexorable y en muy extrañas circunstancias. Su ausencia le había llevado a casarse con su mejor amigo, (sería esa una traición?)... No lo creía, de todos modos algo le pesaba en la conciencia.
Sin embargo, se sentía sola, sola con sus recuerdos que se le lanzaban encima como oleaje bravío.
Una vez más bajó la mirada llena de espuma y augurios revueltos para retomar la lectura... Una vez más, estaba dispuesta a devorarse la historia desde el primer párrafo hasta el último. Desde que había encontrado ese libro no había podido despegarse de él.
"El 24 de febrero de 1815, el vigía de Nuestra Señora de la Guarda dio la señal de que se hallaba a la vista el bergantín El Faraón procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles." -leyó en voz alta...
En eso, se sintió a la distancia un tumulto en el puerto. La distrajo el vociferío de los recién llegados. La tripulación que acababa de desembarcar de una gran nave de altos mástiles e importante velamen, comenzaba a ganar las callejuelas con sus equipajes y prisas. Miró con atención. Dejó que sus ojos se enredaran en cabelleras, rostros, rasgos y siluetas... A la distancia, le pareció ver a alguien, alguien que conocía.
Seguro que solo era una impresión. Sin embargo su corazón empezó a latir con apresurada emoción.
El libro se soltó de sus manos cayendo con las tapas abiertas y el lomo herido.
Su título pareció relucir como un grito: "El conde de Montecristo". Se sintió más intranquila aún.
Esa novela no estaba allí de pura casualidad. Seguro era una señal.
(montaje digital - Gaby*) |
y se siguen recreando historias a partir de grandes principios
en las Llanuras Abisales de Auxi
Creo que Alejandro Dumas debe estar muy conforme con tu relato Gaby!!
ResponderEliminarDesde las páginas de un buen libro, cerca del mar, el barco que atraca, y los recuerdos que embarcan, cabe fiarse de un pálpito y salir a su encuentro ¿será otro naufragio o el viaje?
ResponderEliminarEspléndida continuación del texto con regusto a melancolía, con gusto a yodo vivificante.
Gaby un besito y a ese barquito velero.
¿Cuántas veces la realidad no se habrá visto atrapada entre las páginas de los libros, repitiéndose como un fantasma? ¿Es acaso Mercedes un fantasma condenado a repetir una historia? Reconozco en ella a la Mercedes original; imaginamos su inquietud a través de los ojos de esta otra Mercedes, fantasmagórica, llegada para contar lo que el autor nunca nos relató. La verdad y la ficción se confunden, se mezclan, se dan la mano inquietándonos; sabemos a quién ha reconocido entre el bullicio de los pasajeros que suben la calle, entre cientos de pasajeros, de cual todos sabemos por qué ha regresado.
ResponderEliminarQue bueno tu relato! Realidad y fantasía se acompañan para narrar el dolor de esa ausencia, la intriga por el futuro, la nostalgia por lo vivido y el creer ver a alguien amado en otros rostros ¿ a quien no le ha pasado eso alguna vez ?
ResponderEliminarMe ha encantado leerte amiga.
Besos tesoro.
Seguro que si; aunque a veces más vale que no regresen los que creíamos perdidos.
ResponderEliminarBuen relato
Un abrazo
Nada fue casualidad al momento de encontrarse con las sensaciones que la lectura le iba sacudiendo en un vaivén. Presentimiento, una nueva oportunidad, un anclaje, ella, su historia y la señal.
ResponderEliminarUn abrazo Gaby* :)
Parece que ese barco que atraca viene a terminar con una prolongada ausencia y a remover todos sus cimientos emocionales. Me ha encantado tu continuación a esta obra de A. Dumas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Como señal, promete algo inquietante.
ResponderEliminarEl final me gusta, es misterioso, no fue casualidad nada, todo fue una señal.
ResponderEliminarA veces las historias se repiten, seguramente Mercedes encuentre en las páginas de ese libro su propias vivencias y ese rostro que cree reconocer no es más que el de su viejo amor que regresa.
ResponderEliminarMuy linda la ilustración.
Un beso!
Seguramente el destino insistía por hacerle entender algo que seguramente, pronto descubriría!
ResponderEliminar=)
Hermoso relato Gaby, una historia que refleja melancolía, y esa necesidad absoluta de recuperar lo perdido aunque sea en otro rostro, en una ilusión que se ve de lejos a través de esa mirada con tantas ganas.
ResponderEliminarUn beso enorme.
¡Lo bien que has insertado el texto en el relato! y es que muchas veces se entrecruzan en nuestros pensamientos lo vivido en nuestras vidas con lo que estamos leyendo. magia de la lectura
ResponderEliminarEs un relato lleno de sensibilidad. Me encanta cómo mezclas el paisaje con la mirada.
ResponderEliminarMuy bella tu forma de narrar.
Besos
Muy buen relato Gaby, ¿será casualidad?, no; ¿será realidad?, tampoco, es puro arte bien escrito. Me ha encantado. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarquerida amiga: un relatomuy bello en el que demuestras tu gran habilidad para entrelazar relidad y ficción. Un juego muy apropiado para el tema que ha propuesto nuestra. Anfitriona. Me encanta leerte amiga G a b y *
ResponderEliminarRecibe un abrazo enorme.
Una bonita historia al hilo de la que te ha tocado en suerte. Besos.
ResponderEliminarLa vida y sus circunstancias, preciosa forma de presentarla. Con voz interior tu protagonista nos hace ver y sentir lo que ella ve y siente. Deje suave el de este relato..
ResponderEliminarUn abrazo,
Una ventana al mar, una puerta abierta al pasado, un libro abierto al presente. Nada es casualidad, de tanto desear un sueño, quizás esté a punto de cumplirse.
ResponderEliminarBesos
Que linda historia Gabriela, me gustó mucho como los recuerdos y su propia vida van teniendo conexión con la trama del libro. Pienso que nada es casual y que esas señales tendran su por qué
ResponderEliminarUn beso y aca estoy otra vez pero con blog nuevo, cuando quieras pasa a visitarme.
Saludos.
La casualidad no existe, todo es fruto de la causalidad ;)
ResponderEliminarMuy bueno, tu relato Gaby*!
Un beso!!
Una historia con intriga por todas partes, en el pasado y en el futuro...
ResponderEliminarSeguro que no era casualidad que el libro estuviera allí...
Muy buena historia
Un beso