ARGUMENTOS ONÍRICOS.
En esta ocasión,
Demiurgo, a quien le ha tocado proponer el tema de los relatos jueveros, nos invita a adentrarnos en un mundo de sueños. A partir de un argumento por él planteado, se desarrolla mi historia.
El argumento que escogí, es el siguiente:
"El personaje tiene la visión de una mujer subiendo por la escalera de
una torre. Una torre en que la espera un ser monstruoso."
Media
noche. Hace rato que se encuentra inmerso en un sueño profundo.
Una
espesa niebla le opaca la visión. Todo está oscuro, solo se divisa en la
lejanía una torre muy alta que parece apuñalar el cielo e incrustarse en una rojiza luna.
De
pronto se siente como si tuviese alas, como si del cielo pendieran sus ojos y
pudiese atravesar el espacio para dirigirse mágicamente a cualquier lugar.
Así
son los sueños –piensa sin pensar, sabiendo íntimamente que su mente no puede
separase de lo que sueña y cuanto sueña, está ligado a su mente. Qué extraña
sensación!
Su
visión de la torre cambia. La ve desde adentro, pétrea, húmeda, huele a tiempo
cansado, a misterio, a horror.
Unos
pasos lentos suenan como latidos, acompasados y monótonos.
Será
el corazón de aquella torre el que escucha? Sin embargo, puede verla… pálida,
delgada, ascendiendo la escalera que lleva a la cúspide de la magna
construcción. Cree reconocerla. Sí, es ella… la mujer que le visita noche tras
noche, sueño tras sueño, la que ama en secreto, en silencio, con ansias que no
se duermen.
Cierta
inquietud le invade. Sabe que ella llegará a la cima. Da vueltas en su cama,
transpira, gime… Pero es inevitable. Ella está llegando a la férrea puerta de
la habitación, dispuesta a abrirla, a entrar al recinto más alto y prohibido,
al lugar donde el peligro de una horrible presencia le amenaza. Quiere gritar,
alertarla, pero ella es incapaz de escucharle, sigue en su sueño inmutable,
sigue en la torre, decidida.
La dama toma de
su pecho una llave vieja, corroída por los años y la introduce en la
cerradura.
La
puerta cruje, se abre con dificultad, provocando un chirrido insoportable…
Si
él pudiera, preferiría despertar para protegerla… Pero no es posible. Es
inevitable.
Un
paso más, y ella estará a su merced… y ya no podrá soñarla ni volverla a ver…
Sus
oscuras fauces se la habrán devorado, con saña, con un hambre indómito,
entonces por fin sabrá quién es verdaderamente él…