Líbrame de la intemperiey de la carencia de cariño...
No me dejes
en la esquina doblada
por el desencanto.
Cuídame de la desolación
de andar caminos
sin estrellas,
destrozándome las manos
con búsquedas bajo tierra
-donde los buenos hallazgos
son quimeras,
y solo encuentro
retazos de sueños deshilachados-.
Defiende mi sonrisa
a canto pleno;
el juego y el juguete
que se estrecha
con la fantasía y la inocencia
a un corazón agradecido.
Quiero,
habitar este mundo sin enfado,
sin cuestionar las diferencias,
sin que me abrace el desamparo...
¡Y reír!
¡Y bailar!
Y entonar las letras de mi nombre
como una canción
que da sentido a la vida,
porque promete futuro
sin desamor
ni pobreza en el alma...
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Esta entrada, guarda un sentimiento especial.
Mezcla el recuerdo tibio de aquellos niños con los que compartí
en el Jardín Maternal San José, y el frío desamparo que brotaba
de sus ojitos inocentes.
Niños que hoy serán adolescentes y de los que ya nada sé,
pero sí supe, cuántas necesidades rondaban su vidas.
Espero, que esas semillitas que alguna vez tuve entre mis manos
hayan logrado germinar para convertirse en la florecida esperanza de un mundo mejor.
Gaby*
en el día en Defensa de los Derechos del Niño y el Adolescente.
