de ida y vuelta...

Comencé a andar, a tender un largo camino de lejanías,

-con los pies descalzos,

sin medir el paso

ni controlar el ritmo-

... solo andar y andar y andar...

Sin guía ni dominio,
con el impulso seco
que se fue haciendo sendero,
terruño y sinrazón

-es que a veces las razones sobran

y solo hace falta más instinto-

...y andar y andar y andar...

hacia las afueras de uno mismo.

- En dónde estoy cuando me hablan y no escucho?

- En dónde, cuando no sueño ni me sueñan;

cuando el destino es una mera palabra carente de sonido y  de sentido?

Comencé a andar,

a convertirme en paisaje,

en parte del camino.
A distraerme con la brisa
y cobijarme en el desabrigo,
hasta que alguien gritó:
- Volvé!

entonces, ya no pude evitarlo:

y regresar se hizo me necesario.

Gaby*

...andando, andando y andando, poco a poco los iré visitando.

Besitos al vueloooo!

a medias...

Existen verdades que se desvisten a medias...

Deambulan por la casa en zapatillas, sigilosas, sin provocar ruido.
En la noche, cuando apoyan sus cabezas sobre la almohada, no saben... si piensan o sueñan.
No alcanzan a develarse a sí mismas, y evitan los espejos por temor a descubrir la mitad que les falta.

A tientas,

con la mitad vedada,

soy media sonrisa

y media lágrima...

como una luna menguada.

Palpando luces y sombras,

las palabras se pronuncian:

inacabadas.

Hay un borde difuso

que no determina horizonte,

solo un destello confuso.

Soy la mitad que se muestra.

Soy la mitad que se esconde.

Soy una pregunta al aire...

-mas, el aire, no me responde.-

Gaby*

PaJaRoNeAnDo...

Tengo la cabeza poblada de pajaritos:

mirlos

zorzales,

calandrias

tucanes

gorriones

horneros

picaflores

y

teros,

y cuando me pides opiniones

y me hablas de bueyes perdidos,

gato encerrado,

del perro fiel

o el caballo desbocado,

pongo los ojos redonditos,

cruzo los brazos como alas desplumadas,

y abriendo el piquito emito,

un único,

veraz,

formal

e

irrevocable:

Pío Pío!

Gaby*
sin mucho más que decir.

con M de mujer

bastante cielo y bellas flores

Es, en este ámbito de celeste cielo, que me sumerjo...

Calma mis sentidos, los fertiliza con el polen de la vida que se esparce cual suspiro.

Y aquí estoy, aquí me quedo un rato, entre las flores de este pequeño jardín que alimenta mi madre día a día, con abono de cariño y riego de palabras.

Con frecuencia la escucho cómo les habla, suavecito, como si tuvieran oídos, como si hablaran su mismo lenguaje. Ellas a cambio, les ofrecen sus mágicas corolas abiertas, perfumadas, como si se tratase de la sonrisa más amplia que puedan dedicarle.

Me gusta ese contacto casi tácito, o muy simple, dar y recibir, sin obligaciones, solo con el corazón abierto a una entrega que brota natural.

Naturalmente retoños, naturalmente florecidos, naturalmente reverdeciendo e inevitablemente marchitando llegado el momento.

Marzo, pregona despacito la cercanía del otoño.

En lo personal, me llama a la melancolía, sin embargo, hoy necesito imperiosamente eternizar este cielo, este sol, estas flores, este lugarcito que huele a remanso y serenidad. Hacerlo único. Un jardín perenne que prevalezca en el alma.

Agradecimiento: a mamá por sus flores; a mi hija por capturarlas con su cámara, y a la Naturaleza sabia y sensible, por regalarnos flores, cielo, blancas nubes y posibilitar este ratito de paz interior.

Y a todos... Gracias por beber de este caldo de pensamientos!

Gaby*