viernes, abril 15, 2011

entre manos...


Tengo el "quiero hacer" rápido
y el "voy a hacer" lento...
Al final,
don de los dondolines!
ni planto lechugas ni huelo jazmines.

*

...-cuando empezamos con "esto", estábamos dispuestas. ("esto", puede ser una pintura, un escrito, una milanesa). Teníamos un proyecto en mente, muy bien dibujado, con lujo y detalle -con lujo de detalles; perfectamente craneado. Por eso nos lanzamos a la masa, hacedoras, modeladoras y capaces. 

Pero se nos cansó un dedo,
y luego otro dedo -mano calambre, hecha de alambre galvanizado-.
Esto implicó un descanso (un supuesto "breve descanso", que se prolongó sin darse cuenta.)
Nos sumergimos en agua tibia, nos decoloramos, nos pusimos arrugaditas como pasas de uvas, y luego nos fuimos a pintar las uñas y a ponernos anillos. Todos nos decían:
- ¡Qué manos tan bonitas!.

Jugamos al "trulalá lulú" haciendo palmitas, lo que resultó divertido. Por eso fuimos a buscar otras manos para que nos acompañaran con ritmo.
Después soñamos con ir un poco más allá (generalmente de eso se tratan los sueños: de ir por lo que está diez pasos adelante... o cien... o mil...-bueno, es que hay sueños ambiciosos); y planificamos un toque de tambores, golpeteando las lonjas recien templadas a puro candombe.
Obviamente, nos cansamos otra vez. Sangrábamos música. Así que decidimos no hacer nada por un tiempo. Descansar en guantes de seda y sentirnos leves y etéreas.
En ese lapso, nació una atracción incontrolable por otras manos... y nos entregamos a la seducción. A los pocos días, ensayábamos caricias. Practicamos el dedo a dedo, nos reinventamos, nos explayamos en un lenguaje muy íntimo (como se hablan las manos cuando se enamoran), y nos creímos pájaros, perros y conejos, al proyectar nuestras sombras desnudas sobre blancas paredes.


Como dijimos, todo era muy íntimo...
Gozamos como locas de nuestros juegos eróticos, apretándonos fuerte a interminables promesas. "-Nos mantendremos unidas, asidas, mano con mano, inseparables por el resto de nuestras vidas."
Todo resultó ser puro cuento.
Un día, nos enfrentamos al adiós definitivo... Ese balanceo en el aire, típico de las despedidas.
-¡Chau, chau, adiós!
Prosiguió un período de angustia, en el que quedamos laxas, sin ánimo, buscando en el entorno algo para hacer. Recordamos aquel proyecto jamás llevado a cabo y retomamos el intento, sin resultados. Nos sentíamos débiles y torpes. Decididamente: aún no era tiempo.
Así que sin más, nos resguardamos en un  par de bolsillos, practicando la nada hasta nuevo aviso.
***

Dicen manos ajenas, uñas que escarban hasta lo más profundo,
e índices insidiosos, que resulta raro que este par  se encuentre en situación
tan apática, y que es una certeza que algo se traen entre manos.




sábado, abril 09, 2011

papirola al aire...

Tantas hojas silenciosas sin expresión ni gesto.
Letra ausente - comunicación nula.

atención - llamando... llamando...

Afuera, salpicón de trinos en el aire dorado, roce alado de una tarde de abril.
Cambian de aspecto los añejos árboles, se desnudan de a poco, seductores se desvisten ante los ojos sin asombro.

sigo aquí... llamando... llamando...

Avanza el día en su transcurso inevitable.
Sin boca bosteza la tarde, y siento suspiros endebles que apenas me saben.
Recuerdo el sabor de guinda dulzona.... Guindado en copa con memoria de cristal.
Solo eso: un brindis casual conmigo misma, por las palabras amigas que jamás me abandonan.
Sin embargo... la hoja continúa sumamente pálida, como luna inexplorada, virgen temerosa.
Aún así, si intentara aunar dos o tres palabras, no lograría nada -nada significativo o coherente.
Me repliego en silencio.
La hoja mi imita.
Origami, papirola... buscando su forma, su ansia fértil, su punto de escape...


Ahora sí...

Cambio y fuera!

Gaby*
(Cuando chica me enseñaron que mis manos eran mágicas,
y de ellas podían brotar pájaros de papel ).

lunes, abril 04, 2011

HoJaS SeCaS...

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Pendía…
de la punta de una rama,
sentimiento de oro.
Piel ajada por la brisa.
Hoja mirando al vacío…

Dorada el alma mía…

Mis ojos contemplaron la caída,
la hoja danzó tranquila
acariciando el aire en su huída
Danza, danza traviesa
meneando tu cintura
con ritmo y sin pereza…

Baila, baila al son de este otoño
que tenuemente empieza…
Otro otoño ya la abraza…
Otro otoño ya la toma…

Suave y dulce melancolía…

Gaby*






“Hojas del árbol caídas,
juguetes del viento son…”

(José de Espronceda – Español)


Yo no sé si es un capricho mío o un simple antojo que me nace otoño tras otoño, pero no puedo resistirme a juntar hojas secas desprendidas de los árboles. Sus formas, sus colores, parecen llamarme desde algún lugar remoto…

-vocecitas crujientes en mis oídos –


No las lleva el viento, simplemente las atrapo entre mis manos para juntas rendirnos en pinceladas, en un juego sencillo e inspirado, simplemente creativo, donde renacen convertidas en algo nuevo, en algo que se eterniza en colores diferentes…

Hojas del árbol caído… juegan sobre mis palmas…





Hoy tengo mi propio árbol, germinado en tierras de fantasías…
Quien quiera cobijarse bajo su sombra… - Bienvenido!
Bienvenida la palabra, los colores, la compañía…
Y de paso cuéntame algo de tí, mientras te cebo unos mates...

Gaby*

pinceladas...

pinceladas...
y te recorro con tinta azul, cielo nocturno de mis profundas necesidades

sobrevuelo...