Bajo el ala de un deseo

Recojo las mantas que me cobijaron tanto tiempo. Lecho, nido, almohada testigo de sueños y lágrimas.
Destiendo la noche, dejando sus oscuras vacilaciones a la intemperie.
El viejo rezo lo dejé guardado junto a la estampa de un joven mártir.
Tal vez la luna se quede un rato más conmigo. Quizá logre convencerla de que muestre su cara oculta .
- Hay que afrontar- me dice una voz -el tiempo, las dudas, las rebeldes indecisiones.
Fijo mi mirada en un deseo concreto. Acaricio su silueta: primero con los ojos, luego con las manos... Me seduce... Ciertamente me atrae. Como una aguja inmantada que a mi metal se adhiere. Siento su antojadizo anhelo intentando dejar en mí una puntada con fuerte hilo. Probablemente, deba hacer lo mismo.
Me aproximo, haciendo crecer a cada paso la voluntad y la intención ( a eso le llaman andar con paso decidido). Voy acortando distancias... Pronto dejará de ser "lo que quiero" para transformarse en "lo que tengo".
Ya es hora de pensar en mí, de abastecerme de aire nuevo. Tanta renuncia vacía.
No voy a detenerme en ningún borde, aunque parezca filoso y amenazante.
Los límites invitan a ser traspasados. Son puro desafío, y los desafíos tienen su "yeito".
Entonces avanzo, hago camino y sigo, hasta las puertas de mi afán.
La resolución no da más vueltas. Voy a lo concreto...

Y en la TIENDA DE LAS RAREZAS me compro un par de alas.

Ahora tengo...

Gaby*