cuando niña siempre cantaba una vieja canción
popular ...
"arasá bueno y sabroso de linda flor
hazme un filtro con tus hojas para el amor..."
A la luz de una vela el vacío se hacía pequeño y la eternidad plausible -aunque efímera la llama que bailaba.
Su voz, lanzó una mágica copla hacia las sombras, que temblorosas jugaron a abreviar el entorno y hacerlo abstracto.
La mágica palabra tenía poesía, y poco a poco surtió su efecto de hechizo empolvado.
Tras los paredones de una soledad que no perdonaba, la libertad aguardaba su vuelo emplumado... El abracadabra nació desde la entraña para invitarle con un sorbo de brebaje encantado.
Se escurrieron las sombras.
El silencio escapó... y el hechizo emergió para traspasarlo todo.
Y allí quedó levitando frente a un sueño despierto, que le auguraba tibias horas inmersa entre sus brazos...
más velas encendidas en lo de Encarni