sábado, octubre 05, 2013

otro andar

...a veces, las letras están dicharacheras, se sienten charlatanas y elocuentes... es entonces cuando me viene este empuje por escribir y escribir y escribir...
Ya pasada la propuesta juevera de Juan Carlos, aún me siento un poco atrapada en el camino. Solo que este es otro camino... otro andar...

Cuentito de sábado por la tarde...

A pequeños saltos llevaba su inocencia, pateando piedras, tarareando en lo bajito... 

...tralalá, la la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

Sus ojos de nuez, se detenían en menudencias. Todo era un llamador para su curiosidad. Una mariposa, un sinfín de flores silvestres, algún picaflor que de tan rápido que agitaba sus alas parecían invisibles... Todo tenía su encanto, y ella... vaya!... no podía perdérselo!

...tralalá, la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

Los árboles, inmensos y de gran fronda, parecían tener rostros dibujados en su tronco... eso le daba un poco de miedo, no podía negarlo, pero entendía que se trataba de un juego al que la naturaleza le invitaba. 
-A ver a ver... tu tienes cara de dormilón, mira tus ojos entrecerrados y esas ramas extendidas como si estuvieras a punto de desperezarte de tanto sueño... y tú... ah, no! a tí mejor no me acerco, tienes cara de refunfuñón!...

...tralalá, la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

Entre una y otra distracción, el camino le resultaba menos cansador, pero cierto era también que se estaba haciendo tarde y el celeste vibrante de aquel cielo empezaba a desteñirse poco a poco. Debería apurarse si no quería perderse. Su madre se lo había advertido con ese tono tan suyo de sabiduría aleccionadora: 
- Por favor, no te detengas ante cualquier cosa que llame tu atención; no hables con desconocidos. Sigue tu rumbo con prisa  ya que debes llegar antes de que oscurezca, hazme caso, yo sé porque te lo digo... Muy bien, su madre lo sabía pero ella no... acaso no se aprende con la experiencia?

...tralalá, la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

Ella, por lo general, era bastante obediente, pero francamente eso era algo que la enfurecía un poco... Laura ya podía ir al centro a comprarse ropa sola, Beatriz, iba a bailar con algunas amigas, y Celina... tenía un noviecito a escondidas! Tampoco es que tuviera ella esas necesidades aún. Su padre se lo decía a menudo: 
-Tú eres diferente a las demás niñas, ellas están apuradas en crecer y comportarse como señoritas, pero tú, tienes alma de niña, y eso te hace especial. 
Bueno, que la vieran especial tampoco estaba nada mal. Mientras pensaba, se sentó a un lado del camino a beber un jugo, pues la larga caminata le había dado sed... en fin, al parecer, el camino que había tomado no era tan corto como se lo había recomendado ese lobo peludo y dentón con quien se había cruzado hacía rato ya. Seguramente él no cargaba con la sabiduría de su madre o simplemente estaba algo desorientado. La verdad es que si su mamá se enteraba que se había detenido a conversar con un desconocido, le habría dado un reto inolvidable, además de prohibirle ver la TV por varios días.... pero bueno, al fin de cuentas, por qué habría de enterarse? A caso alguien la había viso como para llevarle el chisme? Pues ella no pensaba contárselo... 

...tralalá, la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

En tanto oscurecía, Caperucita Roja (quien se hallaba desconforme con ese sobrenombre ridículo), siguió inmersa en sus cavilaciones, se detuvo a comer frutos que recogió de un árbol, salió corriendo tras una ardilla, dibujó una rayuela con una rama sobre la tierra y jugó de lo más entretenida con Sofía -una compañera del colegio con quien se encontró en el camino...

...tralalá, la lá, el camino dónde me llevará... por aquí sí, por aquí no, por este caminito me pierdo yo...

A todo esto aquel lobo dientudo y peludo, luego de tomar el atajo,  decidió escabullirse dentro de la casa de su abuela, mas no comérsela, ya que no era bocado de su apetencia. Esperó con ansias la llegada de la niña, pero al ver que las horas pasaban, y pasaban y pasaban, terminó por morirse de un ataque de aburrimiento.


Y colorín colorado, este largo camino, a su fin ha llegado.

5 comentarios:

  1. Casi diría que es una versión Srek de Caperucita roja, disconforme con ese sobrenombre.
    Se frustró el plan del lobo.

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  2. Esta caperucita desde luego que es especial, y eso es bueno, tanto que mató al lobo de aburrimiento jejeje !bravo por ella!.
    Besos Gaby.

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  3. siempre me dio mucha lástima la predestinación que en todos los cuentos se dan al pobre lobo. El malo malo: el cazador

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  4. Un cuento que es una delicia. Delicado e intencionado, y esa muerte por ataque de aburrimiento, me pareció genial!!!

    A poner el acelerador en estos cuentos ;)

    besos

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  5. Me gusta el final, me alegra que al pobre peludo amigo no le abriera la panza el malvado leñador... Al fin y al cabo, no era más que un pobre animal con apetito tratando de buscarse la merienda.

    Besito y café, compañera.

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Mis letras se entregan a tí...
Gracias por entregarme las tuyas!

pinceladas...

pinceladas...
y te recorro con tinta azul, cielo nocturno de mis profundas necesidades

sobrevuelo...