domingo, diciembre 29, 2013

renovando deseos...


Le miro a la cara... su expresión es serena, no ha tenido grandes contratiempos pero tampoco ha sido del todo feliz. Es difícil que todo salga a gusto -pienso- buscando en dar primacía a las cosas buenas, a los detalles que a veces se nos pasan inadvertidos, pero que ahí están, dejando su tinte luminoso como una chispa de  sol desprendida del cielo.
Ahora me mira a mí... Callado, sin decir lo que piensa. Seguro ha visto mis altibajos, mis instantes de euforia, mis quebradizas instancias de desasosiego.
Ambos nos dimos la mano y caminamos a lo largo y ancho de este terruño de tiempo. Ya casi, 365 días de comunión, de tersuras y asperezas.
Sobre mi mesa de luz, la memoriosa libreta que guarda en sus hojas aquellas cosas que contará, y las otras, la que mantendrá escritas con la tinta de los secretos. Recuerdos del 2013.
Lanzamos un suspiro que llena el aire de melancolía.
La vida pasa, los años se van... más otro ya está llegando con toda la disponibilidad horaria que espero, sepamos aprovechar -tanto sea para hacer una buena inversión de tiempo, como para dejarlo escapar sin darnos cuenta. Todo vale, mientras estemos bien y seamos constantes con nosotros mismos y nuestras luchas diarias por lo que queremos alcanzar.
Y bien... el aire se llena de olor a jazmines y a promesas. Suave resuena el latido de expectaciones y anhelos, y no es nada raro que los buenos deseos se renueven casi mágicamente dando volteretas en el aire.
Solo me queda decir, a todos los que me acompañaron durante este año: gracias por estar! y desearles un...



Hasta más vernos,
escribirnos,
sabernos,
conocernos...
y querernos!

MUCHAS FELICIDADES!
Gaby*

miércoles, diciembre 25, 2013

navidad...

Cascabeles tintinean en mi memoria…

Arbolito luminoso.

Deseos inflados como globos, rellenos de ilusiones, desde una infancia permanente en el recuerdo.
Mis ojos de niña, absortos espiaban los obsequios cuidadosamente ordenados en torno a un tronco abrazado de lucecitas intermitentes.
Cada cual recibiría el suyo, ni bien dadas las doce campanadas y entrelazadas las copas en un brindis  de burbujeantes esperanzas.
He vivido repetidas veces, el tradicional festejo navideño, seguido por el fin y el comienzo de un nuevo año.
He vivido y he soñado… Mas hoy  lo vivo diferente.
Ya no somos los que fuimos rodeando la amplia mesa. Ya no miro al cielo con ingenua osadía, esperando vislumbrar la llegada de un trineo espacial. Ya no…
Se me escapa una lágrima ante la inocencia perdida, se me desprende una leve sonrisa de los labios, ante tanta credulidad.
Otros tiempos… Otra hora…

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e  e     ee


Ahora pinto árboles de colores, los decoro con flores pinceladas, frutos y pájaros. Son árboles erguidos frente al devenir del tiempo, árboles para que brinden cobijo y sombra y den sus frutos, luego de invertir voluntad y ahínco…porque es así como se saborean los logros, bien jugosos gracias a nuestro propio empeño.
Las flores, con sus corolas abiertas, llevarán la efímera esencia de la felicidad, esos momentos gratos que nos abrazan y aromatizan la vida… más luego de gozarlos intensamente… se deshojarán dejando un dulce aroma en el aire.
Verdes matices, brotes, retoños… verdes hojas que al tiempo se tornarán áureas para caducar en su otoño, desprenderse de las ramas y lanzarse al antojo del viento… más al tiempo… otra vez reverdecerán.

Tal vez no guarden mis árboles el sentido que tiene un árbol de navidad… pero sí encierran mensajes de vida. Entre sus ramas dejo, mis mejores deseos, dotados de alas para que vuelen lejos, y surquen el cielo como pájaros, llegando a mis amigos… a quienes quiero…





Nos reunimos para celebrar la Navidad en lo de 

Matices

Muchas gracias Nieves!

jueves, diciembre 19, 2013

relato con regalo... o regalo con relato?

este jueves, celebrando el cumpleaños de Judith y a pocos días de la Navidad...





Iris lo escuchó al pasar: Papá Noel, solo le trae regalos a los niños, los adultos quedan excluidos del reparto porque ya tuvieron su tiempo de infancia en el que desenvolver asombros, con ojos brillosos como estrellas.

También escuchó sin querer que Bea era una niña grande, tenía más años de los que aparentaba, y su risa inacabable ocultaba penas pasadas. 
A Iris le gustaba Bea, le despertaba ternura y ganas de abrazarla. 
Ella siempre le dejaba en el bolsillo un puñado de caramelos, y eso le emocionaba, más aún, porque había llegado a sus oídos también, que vivía una vida ajustada, impedida de realizarse enteramente por sus capacidades diferentes y una familia prácticamente ausente.

- Sabes Iris? nunca tuve una muñeca como la tuya, se la pedí a Papá Noel, pero nunca me hizo caso- le dijo cierta vez, mientras tenía en sus manos a la rubia Pina. La miraba con cariño... con ansias de tener una muñeca propia, de jugar con ella, cantarle canciones e intentar la imposible labor de que comiera unas migas de galletitas María mojadas en leche. 

Iris ya había notado como los mayores pretendían que sus voces se acurrucasen en los rincones cuando tenían la intención de revelar secretos, y que ella por ser niña, no los escuchara. Pero tenía un oído bien domado en captar hasta lo más mínimo... y sabía muchas cosas, algunas no llegaba a comprenderlas del todo, otras, las entendía perfectamente. Y bien había comprendido que Papá Noel no le traería regalo alguno a Bea, porque ya era grande. 
Sin embargo, su corazón palpitaba con sus propias inquietudes y deseos. Iris quería alterar ciertas cosas. Quería que esa prima lejana, que había venido a pasar unos días con ellos, tuviera un hermoso regalo de Navidad como tanto había soñado.


Esa Noche Buena, mientras contemplaba desde su habitación el juego intermitente de las luces del árbol de Navidad, Iris tomó a Pina, su rubia muñeca, y no sin cierta dificultad, la cubrió con un papel que encontró, algo arrugado, pero de vivos colores . Sentía un entusiasmo que la llevaba a pegar grititos y brincos. Estaba emocionada, y no dejaba de pensar en los grandes ojos de Bea destellando como las luces del arbolito, al descubrir que esa noche, Papá Noel por fin, le había traído  su tan anhelado regalo...


A todos mis amigos y a cada uno de los que por aquí asoman
mis deseos de que tengan una Feliz Navidad y un muy buen 2014!
Besos al vuelo!
Gaby*
...más regalos y relatos en Dark ligth


miércoles, diciembre 11, 2013

y este jueves....

cuando sea grande quiero ser...




La niñez baraja expectativas, pone sobre la mesa los naipes donde reinan la inocencia y la ilusión.

...vamos, que cuando sea grande seré maestra, lo juro ante los rostros impasibles de unas cuantas muñecas alineadas prolijamente frente a un pequeño pizarrón.

Pero no, mejor, cuando sea grande seré arqueóloga, viajaré por el antiguo Egipto y descubriré tumbas llenas de historia y maravillas como la de Tutankamon. Ya me he aprendido de memoria todas las dinastías en esos libros que mi padre me enseñó. Me sedujeron desde la primer página! Sí, eso quiero ser yo!

Aunque, también me gustaría ser escritora. Para ello le pedí a los reyes magos una máquina de escribir, y muy atentos y voluntariosos, me la dejaron al costado de mis zapatos! Es una Olivetti lettera 32.
...Y teclee, teclee, historias fantásticas y terribles, aunque no tan buenas como las de Lovecraft o Lord Dunsany que tanto admiro...

Quizá, más no sea por un rato, llegue a ser Alicia cayendo por la madriguera... 

Mas cuando sea viejita, seré como Mrs. Marple. Viviré en un apacible pueblo donde al parecer no pasará nada... Sin embargo, alguna muerte inesperada y dudosa pondrá todo de cabeza. No faltarán sospechosos ni miradas intrigantes, pistas erróneas, mentiras y secretos, pero con astucia  lograré desentramar el crimen!

Sí, claro que sí! Seré mamá, actriz, cantante... y pintora!
Tantas hojas garabateadas desde edad temprana, no pueden ser en vano! Quiero ser como Dalí o Van Gogh... o quizás Frida. Pincelar mi vida con todos los colores que quepan en mi cara, en mis ojos, en mis manos... en mi corazón!


La vida baraja expectativas, pone sobre la mesa los naipes donde reinan la realidad que amedrenta algunos sueños, mas a otros los alimenta.  
Así voy, luchando por lo que creo, siendo cada día algo más o algo menos, pero ante todo, siendo ésta que soy.



Gaby*

Nada de todo lo aquí expuesto es fantasía, este fue un compendio
de mis verdaderas aspiraciones cuando era niña.


Y este jueves, las historias de aquellos que soñaron ser ...

miércoles, diciembre 04, 2013

este jueves...


conventos



Hacía ya un tiempo que Don Alberto Hilario Peña Luz, frecuentaba la casa de María del Socorro. Ella lo miraba con desgano, cabizbaja, temerosa al presentir lo que se avecinaba. Sus padres se deshacían en cumplidos al recibirle, lo que conociéndolos, era señal de un arreglo matrimonial inminente. 
Era entendible, su buen nombre y buena posición económica, no estaban para ser desechados, pero a la joven le repelía su sola presencia. Aquel corpachón desmesurado, los bigotitos endurecidos, su dentadura amarillenta asomando en medio de una risotada forzada, su andar tambaleante, y esos tantísimos años que le llevaba… todo! todo él, de pies a cabeza, le provocaba un rechazo incontrolable. No se imaginaba una vida a su lado, con toda la entrega que eso conllevaría. 
Entre pensamientos temerosos, la decisión nació presurosa…

María del Socorro, prefirió el encerramiento vitalicio en un viejo convento.

Ni todas las promesas de vida envueltas en riquezas y comodidades, sedas y brillos, podrían con su decisión de austeridad y libertad. Así se lo hizo saber a la abadesa cuando con firmeza prometió entregarse a Jesucristo con voto perpetuo de monja,  mientras se aferraba a un crucifijo.

De allí en más,  su vida fue dedicada a ayunos y penitencias, a memorizar el Salterio del coro y abocarse a todas las tareas que le fueran encomendadas, con sumisión y devoción, convirtiéndose en santísima monja. 
Paradójicamente, allí encontró su libertad,  dentro de ese claustro de paredones impenetrables. Pudo sentir que le nacían sus propias alas a través de sus escritos. 
Estos permanecieron en el secreto más absoluto pues, se ha llegado a decir que “Los textos de las monjas eran un material bruto y peligroso: debían ser regulados para prevenir el desparramo de sentido.” (Lucía Invernizzi)

María del Socorro llevó su hábito como una piel de resistencia hacia lo que su propia familia pretendía de ella, sirviéndole incluso, luego de muchos años, de propia mortaja.

Más historias de conventos en lo de Rhodea Blason


Recuerdo de Rhodea y su primer Jueves como organizadora
GRACIAS!

pinceladas...

pinceladas...
y te recorro con tinta azul, cielo nocturno de mis profundas necesidades

sobrevuelo...