En esta ocasión,
Casss, nuestra anfitriona juevera, nos propone escribir un texto que contenga algunos condimentos...
"un mundo de sensaciones
sonidos plenos de olores,
onomatopeyas y colores"
TOC!!
La
idea le dio de lleno en la frente con tal estridencia, que casi sintió
castañetear hasta sus dientes. Se levantó con ímpetu de aquella cama, que olía
a sueños desgarrados y esperanzas
marchitas, y con decisión se dispuso a estrenar su recién parida ocurrencia.
Prácticamente
se introdujo en su ropero aventando cada prenda por el aire. Vestidos, faldas,
pantalones, caían como cuerpos desvanecidos diseminándose por todas partes.
Todo un muestrario de texturas, colores y estampados, se iban amontonando mientras ella los contemplaba sin total convicción.
Buscó,
buscó y buscó… hasta que al fin se decidió por un atuendo muy improvisado,
donde los colores parecían no tener intención alguna de combinar unos con
otros.
Rojos apasionados, azules profundos, verdes rabiosos y amarillos
estridentes, estampaban sedas, paños, algodón, y géneros variopintos.
En
la cabeza se calzó una cabellera postiza, recuerdo de algún disfraz
carnavalero, y haciendo cabriolas en el aire con unas viejas zapatillas de
ballet que ya nada sabían de danza y pasos elegantes, se enfrentó al espejo.
-HOP!!
Aquí estoy la que ahora soy! –dijo lanzando una carcajada. JAJAJAJA!!!
Y
ahí estaba… a un paso de una nueva sonrisa.
Con
creatividad y no mucha paciencia, dejó que labiales, sombras de colores,
pinturas y otras tintas, se divirtieran a su antojo en su rostro, y en un
CHIRIBÍN CHÍN CHÍN, dejó de ser la nube gris de su propia desventura, para
convertirse en la colorida CHIRIPITFLÁUTICA que se proponía iluminar su alma.
Salió
a escena dejando de ser ella misma, aún sin dejar de serlo del todo… y cambió
cada una de aquellas lágrimas estériles, por risas ganadas con cánticos,
morisquetas y una risotada aflautada que conquistaba a los niños.
- - EAEAEAEEEE!
Niños, aquí está la CHIRIPITIFLÁUTICA, vamos a divertirnos!
Se
la puede ver, dando brincos por las calles, trepando a los autobuses munida de
su guitarra, organizando rondas en las plazas y cantando animosamente.
Disfrazó
su pena de alegría, y zurció su roto corazón
con retacitos de algarabía y canto…