Almudencia
Bartollotti tenía muy buen olfato. El más mínimo aroma que pasaba por su nariz,
le penetraba las narinas y quedaba depositado en ella como si fuera un olor
propio. Y ese aroma adherido a la camisa de Romualdo –su marido- la inquietaba
sobremanera.
Almudencia
Bartollotti también se jactaba de su instinto: fino, agudo y adiestrado a
detenerse en los más mínimos detalles, capaz de detectar claves y señas,
rastros y huellas. Y su instinto, esta vez, parecía una alarma con todos sus
mecanismos en pleno funcionamiento, lanzando destellos rojos, chispas y
alaridos. No cabía dudas: su esposo la engañaba.
Primero
la asaltó el nerviosismo, luego la decepción, más tarde la furia y finalmente
el coraje. Un coraje que abarcaba muchas ideas y decisiones, empujaba con garra
y afloraba con determinación: debía hacer algo, no podía quedarse de brazos
cruzados permitiendo que el engaño la envolviera.
Fue
hacia su habitación masticando rabia, mas al rato salió de allí con una nueva
postura muy bien digerida.
Esa
noche, Romualdo cenó tranquilo la muy buena comida preparada por su esposa. Un
opulento plato de tallarines que se asomaban y se encimaban a un tuco picantón.
De postre, una ensalada de frutas y por último, un pocillo de café humeante
endulzado con edulcorante. El hombre satisfecho, palmoteó su prominente abdomen,
lanzó un guiño al aire y comunicó a Almudencia que saldría.
Su
mujer no dijo nada, se tragó hasta el mismísimo silencio, pero ni bien salió el
hombre por aquella puerta, puso en marcha su plan.
Romualdo
caminaba a paso lento. Se deslizaba por la vereda balanceándose hacia los
costados. La noche lo abrazaba por completo, con una luna pálida que lo miraba
con un solo ojo.
Una
sombra algo inquieta parecía pisarle los talones, mas eso no lo inquietaba, al
contrario, lo divertía.
Almudencia
daba saltitos, brincos de rana de un árbol a otro, parapetándose tras sus
troncos. Llevaba un pañuelo verde cubriéndole la cabeza, unos lentes oscuros
camuflándole los ojos y un tapado de la época de María Castaña, tan holgado y
largo que su cuerpo parecía la carpa de un circo.
Intentaba
no hacer ruido, pero sin poder evitarlo tropezaba con baldosas rotas,
trastabillando a cada rato. Romualdo continuaba su rumbo sin siquiera
inmutarse. Sabía de qué y de quién se trataba. Su espía, poco sabía de estrategias
y artimañas detectivescas, era una pobre vieja jugando a ser el agente 007. Sin
embargo nunca llegó a sospechar que se atrevería a tanto, así que inventó
caminos atravesando calles, callejuelas y avenidas, tomó atajos sin lograr que
su perseguidora cesara en el empeño. Sentía su respiración agitada, casi
pidiéndole clemencia a sus espaldas. Él no estaba menos cansado, sudaba hasta
por las uñas y su vieja osamenta crugía como si fuera a quebrarse en mil
pedazos.
Poco
a poco, retomó el camino a su casa.
Ya
había sido suficiente por esa noche. Su cometido estaba cumplido.
La
mujer, tuvo que hacer malabarismos para sacarse su atuendo de espionaje sin que
él notara nada. Se sentía perpleja, confundida,
no comprendía toda aquella caminata endemoniada. Se suponía que tendría que
haberlo descubierto con las manos en la masa (o lo que su imaginación le describía: sus regordetas manos paseándose por un cuerpo bien modelado y mucho más joven que el de ella). Su nocturna investigación no había arrojado
resultado alguno, sin embargo, olfato e instinto insistían, insistían: el viejo
canalla la engañaba!
Romualdo
en tanto, descansó tranquilo. Subrepticiamente buscó la mano de su esposa bajo
las sábanas, cansado pero convencido de que a pesar de los tantos años
compartidos, Almudencia Bartollotti, su mujer, aún lo amaba…
Gaby*
Si quieres más historias de espías, pasa por lo de Juan Carlos
Jajaja! Me parece que a Almudencia le está fallando el olfato pobrecita. Me dió mucha ternura imaginándola en sus intentos de espía, casi que me dieron ganas de ayudarla. Y Romualdo se tomó una pequeña venganza. Y se durmió con la autoestima un poco mas elevada.
ResponderEliminarMuy lograda historia, de amor mas que de espías, muy linda.
un beso
Almudencia!...pobre con ese nombre! jeje...me la imaginé tan patética, con pañuelo abrigo y lentes oscuros para camuflarse en la noche y así espiar a su marido!...a la pobre no le faltaría ni olfato ni voluntad, pero lo que es estilo detectivesco y prestancia...! jajjaa
ResponderEliminarMuy buen relato, Gaby, muy divertido!
Un abrazo de espías!
Tan tierno!!! me gustó este matrimonio de años, el sabiendose querido y ella.....pensandose engañada.
ResponderEliminarUn muy buen relato Gaby.
Besos.
Rezuma ternura el relato de estas dos personas. Creo que el marido, más que una pequeña venganza, lo que quiere es que su mujer se mantenga activa, que haga ejercicio, que la sospecha de una infidelidad la estimule
ResponderEliminarUn abrazo.
Gaby,qué bueno quedó el relato!
ResponderEliminarPobrecitos,si solo son dos niños jugando a los celos con ternura.
EL amor parece no tiene límites y esa sonrisa que llevó a casa Romualdo le hizo dormir orgulloso.Mira él!!
Juegos de amor,edad de amor!!
Besucos linda
Gó
Hola Gaby*!
ResponderEliminarSabiendo de tu gusto por las intrigas, los misterios, las múltiples personalidades, esperaba encontrar (por el título) algo de espionaje internacional, pero esta historia superó todas mis expectativas...
Una historia muy tierna, aunque también graciosa, acerca de dos personas que se aman de verdad y a la vez necesitan confirmar que son amados, aunque de distinto modo... Es que, a mi entender, el amor siempre necesita de gestos (aunque sean mínimos)que lo reafirmen, no todo tiene que ser sobreentendido todo el tiempo.
Por suerte para ambos protagonistas, esta historia tuvo un final feliz...
Besos!
RoB
PD: demás está decirte que eres más que bienvenida en mi nuevo blog (si así lo deseas, obviamente)... Lo otro que comentaste, no es este el lugar adecuado para responderte...
Otro beso!
Piensa mal y acertarás, no siempre es cierto.
ResponderEliminarRomualdo la hizo jugar al gato y al ratón, un gato o gata vestida a lo espía de andar por casa, y de vuelta a casa !un palmo de narices!
Divertidísimo asunto de espionaje fallido, final plácido, felicitaciones Gaby, también por el dibujo que insinua muchas cosas.
Ay, la pobre! Jajaja! Eso se llama espionaje doméstico?
ResponderEliminarUn beso, me ha relajado tu historia, ya me hacía falta.
Cafelito doble.
hace siglos, muchos, estaba yo estudiando en salamanca..ufff...ahce mucho, pues, un buen día seguí un culo imponente, un culo majestuoso, sin nombre, sin pertenencia alguna a persona femenina concreta...dios, que hermosura de culo¡¡ no sé, me dio por ahí...lo seguíhasta que el muy condenado se dio media vuelta mostrándome a su deña: era mi novia de entonces¡¡¡
ResponderEliminarmedio beso.
Divertido relato, pobre mujer jugando a los detectives, casi se queda en el sitio, para nada; aunque por lo que se ve continuarán sus andanzas.
ResponderEliminarUn abrazo
Esta pobre Almudencia, el nombre es genial, inspira una gran ternura. Las dudas domésticas generadas por una relación de tantos años. Hay que buscar algún aliciente a la monotonía. Es un espionaje de alcoba.
ResponderEliminarUn abrazo
Que bella historia, una ternura.
ResponderEliminarUn juego de cazador y cazado impecable.
Un abrazo.
El nombre de ella ha sido un éxito, veo. La patrona de mi Madrid es la Virgen de la Almudena y mi hija mayor lo lleva de segundo nombre.
ResponderEliminarMi reacción al terminar ha sido un jojo socarrón, como somos los humanos, desconfianza infundada que enturbia una relación sin conflictos.
Bueno Gaby*, como tu dibujo. Besos.
Me ha encantado esta tierna y entrañable historia, y coincido en lo que dice Juan carlos, ¡hay que ver como somos! jajaja.
ResponderEliminarTus dibujos geniales,
Me acabo de hacer seguidora de tu estupendo blog
¿Juegos necesarios para mantener viva la llama del amor? Ay, Romualdo! que pueden acabar mal!jeje..
ResponderEliminar!Qué divertido e interesante tu relato Gaby! me ha encantado.
Un beso.
¡Ay que susto!! por un momento pensé que lo habia envenenado!! Almudencia me recuerda un poco a una amiga mia, es una lástima que le ponga tantas fichas a lo que cree le indica su intinto antes que los hechos.
ResponderEliminarMe pareció muy bueno y entretenido relato, está llevado magistralmente a un desenlace que no esperaba.
Abrazo Gaby
Gabi, hermoso relato. Como me hiciste colgar en la historia no tiene nombre.
ResponderEliminarComo bien dijo Juan Carlos más arriba ése nombre fue todo un éxito.
Seguí con estas cosas que me encantan. Gracias por compartirlo y por siempre pasar por mi rincón.
Salú . -
Jajaja, que buena historia pelirroja bella, con cada descripcion que hiciste no pude menos que ir tras los dos!
ResponderEliminarY si, ha que recurrir a veces a estrategias como estas para despertar al amor de la rutina, hay que poner un toque de locura, pobre la almohada, bueno almudencia dices que se llama, jaja, le costo sus cuadritas la persecucion pero valio la pena, si yo hubiese sido el esposo te juro que me volteo y le doy tremendo susto y no paro de reir, jajaja.
Un beso hermanita, te quiero, besos a mis consentidas!
Anny
Hola Gaby*!!
ResponderEliminarEsta es una oportunidad para que elijas y premies a los blogs que más te gustan.
Vuelven los "Premios RoB Dangal TV". En esta tercera edición seguiremos premiando, con el aporte de todos uds, a los blogs más destacados del año 2011.
Para participar de la elección sólo debes enviar un mail a rob.dangal.tv@gmail.com con tu voto, pudiendo nominar hasta un máximo de 3 blogs. Tienes tiempo de hacerlo hasta el día 5 de mayo de 2012.
No serán computados los votos que se hagan a favor de un blog propio, ni tampoco a favor de blogs que estén inactivos desde el 1 de enero de 2012.
Los galardones a entregar serán de acuerdo a la cantidad de votos recibidos por cada uno, a saber: 3º lugar, "Blog de Oro"; 2º lugar, "Blog de Platino", y para el 1º lugar, "Blog de Diamante".
Una vez más, gracias por participar y suerte para todos los que sean nominados.
RoB Dangal TV (Music Television)