En los zapatos del otro
Anduve un tramo del camino. Recto, liso y llano.
Iba recogiendo impresiones de un paisaje que me era ajeno. Cada
piedra tenía un lugar preciso, bien acomodado, perfectamente ubicado para que
no fuera un obstáculo.
Los arbustos parecían alineados por una mente bien templada,
donde el sol tenía una sana sapiencia y dejaba caer sus rayos con medida y
precisión.
Ninguna sombra caía con intención de oscurecer la mirada, solo
proteger el paso, brindar un cobijo placentero a la hora del cansancio.
Todo era así, mas no asá, todo estaba a punto, a tiempo, medido, formalmente ideado,
con una meta trazada con prolija exactitud… No había lugar para los
imprevistos…
Entonces me detuve, miré mis pies que arrastraban un par de zapatos tres números más grandes.
Ese no era mi andar, tampoco mi camino.
Te busqué con la mirada, la que encontré merodeando en tono de
súplica.
Transpirabas incomodidad, trastabillabas, la inseguridad y la
desazón se había empezado a trepar por tus piernas.
- - No puedo más…- dijiste, y te descalzaste con
desesperación devolviéndome mi calzado, en tanto yo, te regresaba el tuyo. No dije nada, solo
alcancé a entenderte. Fue una loca experiencia la de intercambiar lugar, rumbos
y rutinas, las tuyas, demasiado alineadas y planificadas para mi gusto… y es
claro que quien define caminos con tanto esmero y precaución jamás se hallará a
gusto, andando por un camino intrincado pleno de encrucijadas y obstáculos como
el mío…
Suelo usar la frase: “Te entiendo, pero no te comprendo”… a la que agrego: pero te respeto.
Gaby*
Y otros siguen calzando zapatos ajenos en lo de Gastón
No es fácil caminar con zapatos ajenos, que ya tienen la medida exacta de quién los calza. Todos hacemos de nuestra vida un mundo propio, lleno de cosas que para algunos son pavadas y para otros un problema. Lo importante es que al volver a ponerte tus zapatos, te vuelvas a sentir cómoda y que ese momento de cambio nos deje algo de enseñanza.
ResponderEliminarMuy buen texto Gaby, me encantó leerte como siempre.
Un abrazo gigante :)
Gaby, parece mentira lo que logra un mero intercambio de calzados, la verdad que a cada cual su zapato con sus andares, sin embargo tampoco está mal probar a meterse en el otro o la otra, de vez en cuando cuando lo pide la vida y aprienta el empeine.
ResponderEliminarTe comprendo, pero no soy tú, jejeje, soy yo, mi circunstancia y mis chanclas.
Le diste a lo del zapateo un ritmo muy reflexivo con un estilo que se entiende y gusta, empatiza.
Besitoooooooooo
Cuando hay un trozo de camino cómodo y recto, hay que esperar unos kilómetros de cuesta o camino pedregoso. Calmas y tempestades, compañera.
ResponderEliminarLos zapatos del otro no son para todos. Los hay que irían cojeando sin rechistar y otros que les apretarían hasta dos tallas grandes...
Un besito y café.
Muy buena actitud conciliadora!...te entiendo, pero no te comprendo...pero te respeto!
ResponderEliminarEs bueno comprender la razón de las diferencias para así hallar los motivos por los que el otro resulta andar de determinada manera.
Muy buena la descripción de cómo el calzado y el camino determinan nuestra manera de conducirnos.
Un abrazo
Una mentalidad metódica, ordenada, planificada y medida, se contrapone a otra un tanto anárquica, amiga de la improvisación, de la sorpresa. La linea recta y sin obstáculos se opone igualmente a la que es irregular y con altibajos. No es malo ponerse en la piel del otro, sí lo es y mucho, ir en contra de nuestra propia naturaleza.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Siempre he pensado que cada cual lleva la vida que él mismo va programando, nos quejamos de rutinas, de problemas, de monotonías, pero no podemos cambiar, es nuestra forma de vivir y somos incapaces de vivir las rutinas y los problemas de otros, podemos entenderlos pero nunca podríamos caminar su camino.
ResponderEliminarUn beso.
La verdad es complicarse la vida al cuete el querer intercambiar zapatos. Uno puede hacer el esfuerzo de entender al otro, y aun sin comprenderlo, respetarlo como tan bien decís.
ResponderEliminarHacer el esfuerzo si, cambiar zapatos por probar ... mmmm no sé, ya bastante complicaciones hallamos caminando con nuestros viejos "tamangos" (ahhhh alquien a quien le puedo decir la palabra tamangos! y me entiende! se usa alli?)
un beso graaaannnde
Me has dejado reflexionando con tu cambio de zapatos. Tu frase final muy acertada. Besos
ResponderEliminarLlevar los zapatos de alguien no es fácil, es meterse dentro de tu piel. Me ha encantado tu entrada Gaby, siempre aprendo algo aquí. Gracias. Un fuerte abrazo desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea.
ResponderEliminarhttp://tertuliacofradecruzarborea.blogspot.com/
Creo, querida Gaby, que para estos dos personajes de tu relato seria dificil caminar juntos. No siempre nos atraen personas a las que nos es facil entender, y llega un momento en que sus caminos tienen que separarse, pues tan grandes diferencias hacen imposible transitar a duo. Mucho menos, puestos en el lugar del otro.
ResponderEliminarY esto creo que vale para cualquier tipo de relación entre personas.
Besos, y hasta otro de tus emocionantes escritos.
Creo que sólo los imanes se atraen por el polo opuesto. Lo de las personas es más circunstancial. Somos un mundo de detalles variados, algunos coincidentes y otros no.
ResponderEliminarAhí está la gracia y el secreto, en como nos mostremos y aceptemos al zapato opuesto.
Muy buen relato, gráfico y aleccionador.
Besos
En ese gesto aparentemente simple de cambiarse los zapatos se descubre un mundo. Se descubren, que no es poco descalzos en la tolerancia y aceptacion de cada uno.
ResponderEliminarPrecioso.
Un beso
Creo que lo importante lo has clavado al final "te respeto"...
ResponderEliminarMuy bueno y sigo reflexionando contigo.
un beso.
Gaby me ha gustado el tono reflexivo del relato. Ese entiendo pero no comprendo nos ocurre en muchas ocasiones el añadir te respeto es lo que cambia todo el concepto.
ResponderEliminarUn abrazo.
La expresión :"ponerse en lo zapatos de otro"ya sabemos que es muy solidaria y más generosa de lo que imaginamos.Si así fuera,nuestras críticas serían maduradas antes de hacerlas.
ResponderEliminarPero ,no se pone uno los zapatos de otro para ser su marioneta,su esclavo,su sombra.Eso es solo someterse y nada tiene que ver con la generosidad.
Qué bello lo has escrito,como siempre,con genialidad y dulzura.
Besucos cielo
Gó
Hola Gaby*!!
ResponderEliminarEn primer lugar, gracias por pasar por mi blog... Y un gracias aún mayor por la valoración que hiciste. Que a alguien con tu talento y creatividad le guste lo que escribo, me da impulso para seguir intentando y mejorando lo más que pueda...
En cuanto a tu entrada, no creo que nadie jamás pueda ponerse en el lugar de otro. Primero porque nadie más que uno mismo puede saber que va a sentir o como irá a reaccionar ante determinada situación. E incluso hay veces que nos sorprendemos nosotros mismos por el modo en que reaccionamos.
Lo que si se puede, si se quiere, es tratar de buscar coincidencias y armonizar. Aunque no está mal que alguien nos de un punto de vista totalmente distinto, siempre y cuando tengamos la suficiente amplitud para al menos poner en duda "nuestra verdad" y darnos cuenta que no siempre la razón está de nuestro lado... Ejercicio difícil, si los hay!"
Beso grande!!
RoB
Gaby un gusto leer este relato, como dejé en otro comentario a veces no es tan fácil colocarse en los zapatos del otro, se puede tener la mejor de las intenciones, pero esto no basta.
ResponderEliminarComo terminas diciendo, se puede estar en desacuerdo, no comprender pero sobre todo el respeto, así podremos alcanzar el mínimo de armonía para llamarnos seres civilizados. Un gran aporte, saludos
La última frase viene a decir, los zapatos que llevas puestos son muy de tu estilo, yo no los llevaría pero respeto que los lleves. O algo así, pienso yo que quiere decir este bonito relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
entender y respetar... más aun sin comprender hace que esa frase habitual quede perdida en la dificultad de desprenderse de la visión que uno tiene... por supuesto no juzgo eso, yo también dije varias veces la misma frase y sin embargo me quedo pensando en si realmente me paré en su punto de vista o si siempre lo juzgue desde mi visión... pero me suele pasar. un relato precioso gaby. un beso!
ResponderEliminarLa empatía es primordial para construir un mundo mejor y evolucionar, que duda cabe!. Sin embargo hay calzados que no calzan, simplemente. También es necesario saber lo que no queremos, lo que no se nos hermana, lo que simplemente no es la horma de nuestro zapato. Como el patito feo, es necesario buscar la propia manada.
ResponderEliminarMis besos!
Vale Gaby*, das un giro interesante, al ponerse en los zapatos de otro hay que seguir el camino que otro traza y ahí una nueva complicación. La que describes aquí.
ResponderEliminarBesos, amiga, verdaderamente interesante.
Tenemos nuestros andares acomodados a nosotros, no por nada nos pasamos las vida ordenando sus detalles, adentrarse en la del otro puede ser traumatico, pero vale la experiencia para ampliar nuestro mundo.
ResponderEliminarMuy buen relato Gaby, te mando un abrazo
Que complicado es calzarse unos zapatos que no te van... sobre todo cuando se es tan diferente, ahora, si hablamos de querer, estoy contigo o empatizas y entiendes o peor lo veo...
ResponderEliminarEl respeto, al final es el camino menos pedregoso si quieres mantener lo que tienes...
Besos
Cada persona marca su propio camino con la toma de decisiones que se van sucediendo a lo largo de la vida. Éstas, a su vez, hacen que la vereda se tuerza o siga en línea recta. Cada persona es un mundo, por lo que resulta difícil ponerse en el lugar del otro y entender y compartir sus puntos de vista y opiniones, eso si, yo también me quedo con tu última frase como reflexión, "te entiendo, pero no te comprendo y sobre todo, te respeto". Buena reflexión la tuya. Un beso.
ResponderEliminarAunque los zapatos intercambiados sean del mismo numero, el uso que le ha dado cada persona los hace únicos y personales,. E desgaste irregular, el tacón, las irregularidades...... Al igual que el la vida, todos ponemos tanto personalmente que nunca se logra estar cómodo de verdad.
ResponderEliminarUn beso
Buen escrito y mejor frase, Gaby.
ResponderEliminarTe he leído encantada por lo reflexivo de tus letras. Razón tienes, visiones distintas,caminos distintos...holgura o estrechez inevitable.
Saludos.