Una amistad especial... Eso era lo que tú y yo teníamos. Los silencios cargaban todas las letras de la comprensión... tácita, suave, y cómplice en la mirada.
Las palabras, tenían el don de la risa, aún en los momentos más difíciles. Eran abridores mágicos de la confianza. Luego venía el abrazo, el café compartido, el paso doble, el: "cuenta conmigo... ahora y siempre". Y en esta última promesa, se me quedó el tiempo colgado de las agujas de un reloj.
La eternidad se vistió de oscuro... Quién sabe! Tal vez realmente la conquistaste, solo que aún no te alcanzo para probarla... amigo.
Posiblemente, sí estés a mi lado para escucharme, solo que no te veo. Quizá vas desperdigando señales para que yo las capte, solo que apenas las entiendo...
En eso siento que te fallé. No pude intuir ni divisar a lo lejos, los nubarrones desesperados que te arrastraron a través de una negra tormenta interna, aunque sabía de esos sofocos grisáceos que se bebían tu ánimo... pero confié en el viento, ese poderoso que sopla fuerte llevándose las resacas más densas.
Hay decisiones que germinan como una mata, salvaje e incontenible...
Y tu, dejaste que se te trepara por el cuerpo todo...
Sin embargo, jamás te preguntaría: "por qué? Sería en vano hacerlo, y después de todo, muy íntimamente sé, que siempre tuviste, algo de ángel.
(a mi amigo Pablo quien un día, decidió partir por la suya),
más amistades especiales en lo de San
Seguro que Pablo, allá donde esté, se sentirá orgulloso y contento de las palabras que le has dedicado. Seguro, también, que su ángel siempre te acompaña. Besos.
ResponderEliminarAllí donde esté, agradecerás esas palabras tan preciosas que le has dedicado.
ResponderEliminarUn abrazo
Fuerte Gaby, un texto cargado de puro sentimiento, mezcla de amor , tristeza y reproche por esa ausencia, como tu dices "decidió partir por la suya", dificil, muy dificil a veces entender esas señales de humo, la culpa aquí no cabe. Siempre un placer leerte.
ResponderEliminarMuchas gracias por acompañarme y estar.
Un abrazo.
Yo también tengo un ángel así, que plegó las alas y se fue dejando todas las preguntas sin respuesta...en estos dias, hace tres años.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonitas palabras :) me ha gustado.
ResponderEliminarUn sentimiento profundo tiene este relato, uno de pérdida irrecuperable, y transmite una tristeza irremediable. En Las mil y una noches, a la muerte se la llama "la separadora de los amigos", una manera poética, pero a la vez terrible, de describirla.
ResponderEliminarUn verdadero amigo especial, aquel que sabe escuchar y guardar silencio. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Es un comentario con mucho sentimiento, que deja un aire de tristeza irremediable.
ResponderEliminarCuantos amigos ausentes en este jueves. Que han hecho algo para ser recordados.
ResponderEliminarEl Angel pablo tiene que estar muy orgulloso Gaby. Muy buen escrito. Desde el blog de la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea te deseamos de corazón Feliz Navidad y próspero Año Nuevo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminar@Pepe_Lasala
Me ha estremecido leerte, no sé qué decirte, me ha dado tristeza
ResponderEliminarAbrazos muy fuertes
Tus palabras, poéticas y sentidas en lo hondo del ser, tienden de nuevo una mano amiga para que Pablo sepa que el olvido no se lo tragó porque tú eres la guardiana de esa relación tan especial. Un abrazo
ResponderEliminarvaya que realto la verdad me ha emocionado, es un escelente escrito, me ha encantado
ResponderEliminarUn texto muy atractivo que va desgranado sentimientos e incognitas, por algo que pudo haber sido y no fue.
ResponderEliminarDe lectura estimulante.
Besos
Qué terrible, Gaby!. Sentir que alguien tan cercano tenía un agujero tan hondo en su alma y uno no supo verlo o presentirlo debe doler inmensamente. Pero es así, los sentimientos profundos y verdaderos nos acompañarán mientras dure nuestro aliento...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Por muy fuerte que una amistad sea Gaby, siempre tenemos un santuario interior, íntimo al cual sólo nosotros mismos tenemos acceso. No te culpes porque ese amigo decidiera voluntariamente coger el camino sin retorno, porque no hubieras podido evitarlo y, ni siquiera intuirlo. Alguien dijo: No llores porque se fué, alégrate por lo que compartiste con el mientras estuvo. Creo que era algo así.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y Feliz Navidad.
Me quedo con la primera línea de amistad especial.
ResponderEliminarUn beso.