CELOS!
Lo miró y lo volvió a mirar...
Allí estaba, esa pelusa en la solapa de su saco tan espeluznantemente llamativa, al punto que su mirada se puso en son de alerta a buscar y rebuscar entre los pliegues de su ropa, con cauteloso disimulo.
Repasó cada botón, las mangas, los pespuntes de los bolsillos... sin embargo todo parecía normal, salvo "esa" pelusa.
Bien podría ser el blondo cabello de alguna mujer.
Como en la trama de una película de aventuras amorosas, Fidel pasó a posar en su imaginación con rubias exuberantes, recibiendo caricias atrevidas, besos efusivos y siendo partícipe de veladas apasionadas con sexo descontrolado...
De pronto, sintió que su mente se estaba yendo demasiado lejos. Íntimamente apeló a su confianza y trató de posarse en la realidad. Fidel estaba allí, con ella, tomándole tiernamente de las manos, hablándole de situaciones cotidianas y proyectos a futuro.
Por qué maquinarse historias sin sentido?
Sabía que él la amaba, le daba prueba de sobra a cada minuto.
Aspiró profundo, como queriendo evadir cualquier duda tormentosa, y en ese aspirar, el aire vino cargado de nuevas sospechas.
Su perfume, era más dulzón, extraño... Su olfato no lo tenía registrado.
Esta vez, apuntó con una pregunta capciosa, fina y puntiaguda, como esos celos que picoteaban su paz.
- Se puede saber dónde estuviste?
Él dio un respingo, alarmado por el repentino cambio en la expresión de su novia.
- ¡Otra vez!- pensó para sus adentros, a sabiendas de que una vez más tendría que blandir el escudo de la coherencia para justificar lo innecesario y explicar lo banal como si se tratara de la posible causa de un delito no cometido.
- Vanessa, tranquila, solo llevé a Pepo a la veterinaria para que le dieran un baño y lo esquilaran.
Una vez más la desconfianza se posó en su rostro.
- Sí, claro, a mí no me vengas a meter el perro.*
Sin dudas esa sería, otra larga y difícil noche...
* Meter el perro: Engañar o mentir.
(Expresión rioplatense) más celos y celosos en lo de Pepe
Para el celoso, cualquier nimiedad se convierte en alimento de sus celos, de su desconfianza. En tu relato, dejas bien patente esto.
ResponderEliminarGracias Gaby por tu participación.
Un abrazo.
EL caso es que no merece la pena pasarse la vida así,aunque hay personas que tienen una gran percepción y a veces..... aciertan.
ResponderEliminarPero ese sentimiento enfermizo,no deja vivir y acaba con la paz de los dos seres.
Besucos
Gó
Qué dibujos más bonitos!!
Y además el combo incluye un rechazo al razonamiento.
ResponderEliminarLos celos hacen ver fantasmas donde no los hay, o sí que los hay pero en la mente calenturienta del celoso o de la celosa.
ResponderEliminarMira que es viejo el sentimiento de los celos y los humanos no tenemos ningún cambio en el ADN aunque pasen los milenios...
ResponderEliminarUn beso y tu café de hoy.
Como tantos otros desórdenes psicológicos, lo son cuando toman el control de la persona y, al hacerlo, hunden a la otra. Pero bueno, si bien lo miras y salvo lo publicitados que están los casos patológicos, lo más normal es precisamente eso, la normalidad.
ResponderEliminarUn beso
Hay Gaby! Como nos complican los celos, el seguimiento férreo al que se somete al otro, es difícil, muy difícil de soportar.
ResponderEliminarSobre todo si son infundados.
Buen jueves.
Besos guapa.
Cualquier cosa sirve para alimentar los celos y desbocar la imaginación.
ResponderEliminarMuy original lo de la pelusa y el olor a champú para perros jaja mejor que el carmín y el chanel nº5 habituales.
Un beso y una sonrisa.
La convivencia así me parece sencillamente imposible!!
ResponderEliminarMuy bien contado Gaby*!!
Besitos!!
Es la peor enferedad y siempre acaba mal, porque ese pobre hombre acabará hartándose de dar tantas explicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo
¿En que punto uno comienza a sentir celos de forma enfermiza? Igual en casos como el de tu relato, sea como señalas, una falta de confianza, pero ¿que genera esa desconfianza? El celoso ¿nace? ¿se hace?. No se Gaby, es lo que se me ocurre, después de leer tanta visiones del tema propuesto esta semana.
ResponderEliminarMuy buen relato, mis felicitaciones.
Un abrazo.
Hola, saludos cordiales y feliz Viernes, un gusto pasar por tu gran blog, te invito de forma cordial a que visites el Blog de Boris Estebitan y leas un poema mio titulado “Espera por mi”, seguimos en contacto, estupendo fin de semana. Los celos son malos, hacen ver cosas que no son, muy bueno tu relato.
ResponderEliminarEn la paranoia de los celos, el celoso llega a inventarse las mas peregrinas ideas, para satisfacer su enfermedad.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Felicidades por este relato tan bien llevado a cabo!!
ResponderEliminarBuen ritmo, con la última pincelada del perro en la veterinaria...
Abrazo desde mi mar:)
No imagino vivir así, por mucho que quisiera a mi pareja, no podría soportarlo, me desenamoraría seguro. Un besote
ResponderEliminarLos celos no son nada buenos, sólo traen problemas innecesarios, amargando a la otra persona. Muy bien escrito Gaby. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarLa culpa la tiene el perro!!! jajaja, pero la verdad, que cualquier cosa sirve de excusa
ResponderEliminarcuando alguien padece de celos.
Mis saludos cordiales para usted.
Atentamente:
Jime
EL problema de los celos es que van ligado a una gran imaginación que lejos de parecer irreal ellos ven como una realidad muy real. Pobre, él no ve salida hasta que decida que no puede más, el amor tiene también límites...
ResponderEliminarMuy bueno, Gaby
Besos!!
Me ha encantado la expresiòn "meter al perro". El relato es muy bueno. La mujer lo tiene que pasar fatal, siempre sospechando, pero el hombre también, viéndose siempre vigilado por ella.Una relación así no se disfruta por ninguno de los dos.
ResponderEliminarBesos
Vivir con un celos@ enfermi@ me resultaría imposible. Y tal vez acabara traicionándolo de verdad... quién sabe?
ResponderEliminarUn saludo!
Inocente de mí que pensaba en la huella de un peluche, y que se lo sacaría él del bolsillo para calmar las sospechas de la novia... Si está así de novia, ¿cómo se pondrá una vez casados? Un relato intrigante.
ResponderEliminarUn beso.
Es tan difícil convivir con un ser celoso, se termina enfermando la relación y a la larga el acusado de cosas inexistentes se cansa, cuando termina bien, porque muchas veces termina mal.
ResponderEliminarMuy buen relato Gaby, un beso enorme.
Cuando los celos ya son enfermedad, aunque las explicaciones se pinten de oro, no se atiende a razones.
ResponderEliminarUn besazo
Los celos destruyen una relación.
ResponderEliminarEstá muy bien narrado.
Buen texto que evidencia los riesgos de los celos. La convivencia se hace más difícil y la bola de nieve empieza a engordar.
ResponderEliminarBesos
no soy celoso, me da igual ir con una rubia que una pelirroja o morena
ResponderEliminarMuy bueno el doble sentido de meter el perro. Por aquí no conocemos esa expresión.
ResponderEliminarDigo yo que se busque un veterinario en lugar de veterinaria... nomás para quitarse sospechas de su mujer.
Bss.
Esta semana estoy distinguiendo celos sanos e insanos y los de esta Vanessa parecen de estos últimos. Un chiste, una mujer buscaba en la ropa del hombre pelos y sacaba conclusiones: has estado con una rubia, con una morena, etc. Un día él no llevaba pelos y ella le acusó: ¡hoy has estado con una calva!
ResponderEliminarBesos. Lástima que no hubiéramos podido saludarnos con tu padre en Valencia, a lo mejor es cierto, hasta nos cruzamos.